En una era en la que los teléfonos inteligentes se han convertido en una extensión de nuestra vida diaria, la preocupación por su impacto en el desarrollo de los niños y adolescentes sigue creciendo. El reconocido epidemiólogo y catedrático español Miguel Ángel Martínez-González ha encendido las alarmas al analizar cómo estas tecnologías están afectando a las generaciones más jóvenes.
El coeficiente intelectual y los smartphones
Según Martínez-González, el uso masivo de teléfonos móviles inteligentes con acceso a internet está relacionado con una disminución del coeficiente intelectual en niños y adolescentes. Esto se debe, en parte, al tiempo excesivo que dedican a las pantallas, lo que afecta su capacidad de concentración, memoria y desarrollo cognitivo.
El experto señala que, aunque los dispositivos tecnológicos son herramientas útiles, su uso desmedido puede ser perjudicial, especialmente en edades tempranas, cuando el cerebro aún está en pleno desarrollo.
La adicción digital y la salud mental
Uno de los mayores riesgos asociados al uso de los smartphones es la adicción digital. Martínez-González advierte que los menores de 18 años son particularmente vulnerables, ya que su corteza prefrontal —la región del cerebro encargada de tomar decisiones y controlar impulsos— no está completamente desarrollada. Esto los hace más propensos a caer en comportamientos compulsivos.

El uso excesivo de pantallas también está relacionado con un aumento en los casos de depresión, ansiedad y trastornos del sueño. Además, muchos niños muestran dificultades para mantener la atención y participar en actividades que no involucren dispositivos electrónicos, lo que puede afectar su rendimiento escolar y socialización.
Propuestas para proteger a los menores
Para mitigar los efectos negativos de los smartphones en los niños, el Dr. Martínez-González propone medidas concretas tanto a nivel personal como institucional:
1. Retrasar la introducción de smartphones: Sugiere que los menores no utilicen teléfonos móviles con conexión a internet antes de los 16 años.
2. Regulación gubernamental: Aboga por leyes que restrinjan el uso de móviles para menores de edad, destacando la importancia de proteger su salud física y mental.
3. Educación digital: Recomienda que los niños y adolescentes reciban formación específica sobre el uso responsable de dispositivos electrónicos. Incluso, plantea la idea de que los jóvenes superen una prueba antes de acceder a un smartphone.
4. Fomentar alternativas saludables: Promover actividades como la lectura, el deporte y el contacto con la naturaleza para reducir la dependencia tecnológica y reforzar habilidades esenciales para su desarrollo.
Reflexión para Chile
En el contexto chileno, donde el acceso a dispositivos electrónicos ha crecido exponencialmente en los últimos años, estas recomendaciones son más relevantes que nunca. De acuerdo con informes recientes, el 85% de los niños en Chile tiene acceso a un smartphone, y el tiempo promedio que pasan frente a una pantalla supera las cuatro horas diarias. Esta realidad obliga a padres, profesores y autoridades a replantear el papel de la tecnología en la infancia.
La propuesta de Martínez-González no busca demonizar la tecnología, sino destacar la importancia de usarla de manera consciente y responsable. El desafío es encontrar un equilibrio que permita aprovechar los beneficios de los dispositivos digitales sin sacrificar el bienestar y desarrollo de las futuras generaciones.
El impacto de los smartphones en los niños es un tema que debe ser tomado en serio. La ciencia nos advierte que los efectos negativos del uso excesivo de pantallas pueden ser profundos y duraderos. Como sociedad, debemos trabajar juntos para crear entornos que fomenten un desarrollo saludable para los niños, priorizando su bienestar por encima de la conveniencia tecnológica.
Por Patricio Figueroa M. – Profesor de Matemáticas